Cada primero de febrero, los nicoyanos cargan en hombros la pequeña pero muy venerada imagen de San Blas, desde la comunidad de Nambí, hasta la ciudad de Nicoya.
El santo patrono hace su entrada triunfal a la ciudad de Nicoya, como parte de una fiesta religiosa que lleva más de 100 años. San Blas recorre por un año todos los pueblos del cantón, hasta llegar a la ciudad de Nicoya.
Los devotos del Santo viajaron a pie, en bicicleta y hasta en caballo para acompañar a la imagen. La música de cimarronas marca el paso de los devotos, quienes mantienen la tradición de una generación a otra. A la 5:00 p. m., la imagen entra a la ciudad en medio del estallido de múltiples bombetas.
La procesión acaba en la iglesia católica, donde se realiza una misa de recibimiento al santo patrono. El mayor homenaje se hace el 3 de febrero, día de San Blas, con una misa a las 10 a. m. Luego de la misa se reparte "el pan de San Blas" en el cual tienen mucha fe los nicoyanos para aliviar las enfermedades. Los sacerdotes bendicen los bollos que se reparten entre los fieles. La imagen del santo patrono deja la ciudad, luego de una misa, para reiniciar su visita a todas las comunidades del cantón.